Cerca de un cuarenta por ciento de los españoles heterosexuales que buscan pareja lo hacen a través de Internet. Tinder, la aplicación de citas que más ha crecido en los últimos años, cuenta ya con cincuenta millones de usuarios a nivel global.
¿De dónde ha salido esta aplicación?
Hace una década, sus fundadores, Sean Rad y Jonathan Badeen, crearon esta app adaptándose a sus propias necesidades, en base a la idea de que es más fácil acercarse a alguien si sabes que esa persona quiere acercarse a ti.
Tinder es la nueva manera de conocer personas y ligar. Más en estos tiempos de pandemia, en los que las relaciones sociales han estado limitadas.
Las aplicaciones para encontrar pareja como Tinder se han convertido, a día de hoy,en la opción más rápida para conocer gente nueva y buscar pareja. Uno de los aspectos a tener muy en cuenta en el caso de que la utilices con esa intención de iniciar una relación de pareja, te aconsejo que sigas los diez tips que a continuación te explico, porque en la distancia es muy fácil idealizar a los demás.
Debes tener claro que hasta que no pase cierto tiempo y unas cuantas citas y experiencias juntos, no tienes ni idea de quién ni cómo es la persona que acabas de conocer.
¿Qué fotos mías subo?
Las fotos de tu perfil de Tinder es lo más importante a la hora de que tus ligues potenciales se decidan en deslizarte hacia la derecha o no.
Tienes menos de un segundo para que tu primera foto cause una impresión positiva en la mujer o el hombre de tus sueños, de modo que debes currarte bien las fotos.
Sigue estos consejos:
- ¡Importante! Sal sonriendo de manera natural y, si tu sonrisa lo permite, enseñando los dientes. Da sensación de simpatía y cercanía. Ofrece más opciones para que alguien te entre. No subas fotos con cara seria o de filósofo griego.
- Evita las fotos en grupo. Se trata de ligar o conocer gente, no de jugar al ¿Quién es quién?
- Deja que tus fotos hablen sobre la persona que eres. Que expresen tus diferentes facetas.
- La ropa y el cuidado son claves. No puedes salir con barba de náufrago o con pelos de haberte bajado de una montaña rusa. Que tu ropa esté limpia y arreglada. Viste ropa que esté de moda. Ponte ropa que te quede bien.
- Evita salir en varias fotos con la misma ropa.
- Los fondos. Que no destaquen demasiado sobre el protagonista de la foto: tú. Pueden estar difuminados.
- No uses fotos viejas, aunque salgas bien. Hace mucho que dejamos atrás las olimpiadas de Barcelona 92.
- Usa fotos de buena calidad, que no sean borrosas ni den sensación de cutrez.
- Evita las fotos con personas del sexo opuesto, si eres heterosexual, o de tu mismo sexo, si eres homosexual.
- Que tus fotos transmitan buen rollo, confianza y seguridad, si las tienes.
- Huye de los selfies, sobre todo en el espejo de un baño o gimnasio.
- Ten fotos variadas: un retrato, una foto de cuerpo entero, una foto al aire libre, una foto en interiores, una foto más de coña,…
- No llenes tu perfil de fotos de viajes, como si fueras un anuncio de Booking.
- Sal vestido en tus fotos siempre.
- Intenta que tus fotos estén bien iluminadas. Desde luego, ¡no demasiado oscuras! En Instagram reciben más atención las fotos con más luz.
- Nunca mires hacia la izquierda en tu foto principal de Tinder porque estás invitando inconscientemente a tu ligue potencial a que te haga swipe en esa dirección y descarte tu perfil.
- Si eres cero fotogénico no desesperes. Es una habilidad que puedes desarrollar. Lo único que te falta es práctica.
- Sube un mínimo de tres fotos.
- Técnicamente, el ratio de aspecto delas fotos de Tinder es de 7:10, con una calidad de 600 x 848 píxels.
¿Qué texto de presentación escribo?
Lo mejor es realizar una descripción de ti en tu perfil de Tinder que sea interesante y además eficiente, es decir, que no pase desapercibida para quien la lee y se anime a dar al match y a conocerte.
La mejor forma de realizar la descripción de momento pasa porque lo hagas tu mismo/a siendo original y poniendo un toque de humor.
Lo que recomiendo es que te describas con tres adjetivos, qué tipo de persona quieres encontrar, para qué e indiques alguna afición.
Por ejemplo: Chico alegre, sociable y trabajador BUSCA chica maja PARA posible relación estable. Me gusta el deporte, la naturaleza y ver series.
¿Por qué es importante las aficiones? Porque se crea un vínculo inmediato, una simpatía automática hacia esa persona.
¡Importante! Solo tienes tres líneas de texto para llamar la atención. No te enrolles.
Los nueve errores más frecuentes que tienes que evitar en Tinder
Recibir a cambio de nada. Muchas veces queremos que Tinder funcione sin dar nada a cambio. De esta forma no funciona.
Esconderse. Cómo me da vergüenza que me vea mi vecino o mi compañero de trabajo, te pones dos fotos: en una sales con gafas de sol y en otra se te ve a cien metros. No funcionará.
Tomarlo a broma. No quieres admitir que has venido para ligar y haces ver que estás de paso, que has venido a ver qué hay y todo es una broma. Pasarán de ti.
Poner en tu bío ‘lo que no’. Si reflejas en tu perfil lo que no quieres, nadie sabrá lo que quieres y proyectarás una imagen negativa. Una bío “lamentable” no te ayudará.
Demasiadas restricciones en tu búsqueda. Si restringes mucho la edad o la distancia, tus posibilidades podrían reducirse demasiado.
Volcar la frustración. Sal al campo sin hacer a nadie responsable de lo que te ha pasado anteriormente. Estarás contaminando tu perfil de ese tono gris que te acompaña.
Abrir demasiados chats. Cuando chateas se perciben mucho más que las palabras. Si estás a demasiadas cosas, se notará que no pones la suficiente energía en la persona que tienes enfrente.
No entres a cotillear. Si te aburres, lee un libro o ve una serie. No entres a Tinder a cotillear, ni a ver sin que te vean porque será un error y una pérdida de tiempo.
No estés por estar. Si ya has encontrado a alguien, sal. Ya volverás cuando lo necesites. Si estás por estar, lo mejor es que te vayas.
Los 19 trucos infalibles para triunfar en Tinder
Cuida tu marca personal. Trabaja tu perfil, piensa bien qué poner en tu bío y enfócate en lo que buscas, con concisión y claridad. Te lanzarán más propuestas si tienes una marca bien definida. Y te librarás de quienes no te buscan a ti.
Muéstrate sin complejos. Elige bien las fotos. No te escondas, no tienes de qué avergonzarte. Estar en Tinder no es nada malo. Esta herramienta es una ayuda para afinar a la hora de conocer personas que pueden interesarte y a las que puedes interesar.
Muéstrate en positivo. Comparte y cuenta quién eres, qué te gusta hacer o qué te hace vibrar. Muéstrate en positivo. Frustraciones tenemos todos, déjalas fuera. “Ventila la habitación” antes de entrar.
Todo se multiplica. El ratio de las personas que conoces en Tinder es muy superior al de los tiempos en los que se ligaba en los bares. Esto es un “avispero” y aquí todo se multiplica: lo bueno y lo malo. Dale a las cosas la importancia justa, sin dramas.
Haz un ejercicio de responsabilidad. Tómatelo con ganas, ilusión, confianza y buen rollo. Tomátelo en serio.
Son personas, no perfiles. No trivialices el hecho de relacionarse a través de la aplicación. No es un perfil, es una persona con la que puede que acabes quedando o entablando una relación. Escucha lo que tiene que decirte, pregunta con interés.
Encuentra la medida. El ‘goshting’ es lo que ocurre cuando has empezado a chatear y tu interlocutor desaparece. Quizá le has presionado para quedar a toda prisa. O, por contra, eternizas las conversaciones. Sin prisa, pero sin pausa.
Abre las conversaciones justas. Cuando comienzas una conversación tras un ‘match’, trata de no tardar en responder y ten paciencia si no te contestan en el momento. Pon tu energía y tu intención en la conversación. Preparar tres frases graciosas y utilizarlas en serie no da resultado.
Lee entre líneas. Se trata de encontrar a personas que tengan ‘tu mismo rollo’ y que quieran lo mismo que tú. Fíjate en los detalles y lee entre líneas antes de dar ‘like’. Si un chico pone cuatro fotos, dos son de sus abdominales y otra fardando de coche, puedes entender lo que busca. Si te va bien, adelante. Si no, descarta su perfil y no pierdas tiempo.
Utiliza este tipo de aplicación cuando sientas que estás bien sin pareja pero ya tengas ganas de conocer a alguien. Desde la calma y la serenidad, siempre se elige mejor.
Sé consciente de que no le vas a gustar a todo el mundo.
Sé sincero con la información que compartas y con tu situación personal, no mientas. ¡Y que las fotos sean recientes, no de tu primera comunión!
Si empiezas a hablar con alguien porque has sentido sintonía y tienes ganas de más, queda físicamente lo antes posible en un sitio público, y mejor un café que quedar para comer o cenar. Que la cita dure máximo 45 minutos. Si, en cambio, hablas con alguien y en seguida ves que no te encaja, corta el contacto rápido de forma amable.
Sé siempre claro con lo que quieres, sientes y te despierta la otra persona.
No hables con muchas personas a la vez y no hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti. Si hablas con más de 5-10 personas, te liarás descentraras.
No creas nada de lo que te dice la otra persona hasta que puedas quedar varias veces y, entonces, vayas comprobando si es verdad. Sé precavido.
Pese a que inicialmente te puede gustar alguien, sé consciente de que esa relación puede salir mal o torcerse en algún momento.
Evita usar estas aplicación tras una ruptura reciente o si no te llevas bien con la soledad.
Si te sientes mal al utilizar este tipo de aplicaciones, sobre todo si tienes la autoestima dañada, no sigas usándolas.
Tinder: diferencias entre hombres y mujeres
Una investigación reciente concluye que Tinder multiplica las ventajas de las mujeres sobre los hombres a la hora de ligar.
Helena lleva 20 minutos moviendo el pulgar derecho hacia la izquierda y levantando las cejas de forma intermitente. Quien no sepa qué está haciendo podría pensar que tiene un tic nervioso, pero está swipeando, desliza en Tinder, una app para ligar con más de 80 millones de usuarios de los 18 años hasta el infinito, 1,6 billones de swipes diarios y alrededor de un millón de citas por semana. Por el gesto de Helena, el plan de ese sábado no va a ser tan fácil. En su pantalla van apareciendo imágenes junto a un nombre, la edad y algunos datos de la biografía. Un movimiento a la derecha o pulsar el corazón verde que aparece bajo esa foto es un «sí», a la izquierda o sobre el aspa roja, un “no”. Y esta abogada de 29 años no ha swipeado a la derecha ni una sola vez. Es tan agotador, dice, que varias veces al mes piensa en desinstalar la aplicación, que tiene desde hace seis. Si no lo hace es porque, “bendita paciencia”, al final siempre encuentra alguien que le gusta: “Nunca lo suficiente como para decir ‘aquí me quedo”.
Helena, como muchas otras mujeres, sabe que cada vez que pulsa la llamita blanca en la pantalla de su móvil va a necesitar un mínimo de media hora para que alguien encaje en sus gustos y pueda dar al corazón verde. También sabe que 9 de cada 10 veces hará match, es decir, que el hombre al otro lado de la pantalla ya le habrá dado previamente a ella un sí o acabará haciéndolo. Son sus cálculos después de medio año de uso regular. Eso, tener mucho donde elegir, ser muy selectiva y acabar decidiéndose sabiendo que es muy posible que esa elección será recíproca, ocurre también cualquier noche en cualquier bar. Lo dicen Núria Gómez (Barcelona, 1987), crítica y comisaria de arte, y Estela Ortiz (Terrassa, 1988), politóloga y gestora de la cuenta de Facebook Filósofos de Tinder. Son autoras de Love me, Tinder (Planeta, 2019), un libro de 10 capítulos en los que después de un año de trabajo, clasificaron los perfiles de los hombres según su forma de mostrarse en la aplicación y alrededor de los que contextualizan y analizan la sociedad. Una especie de recopilación de ensayos sobre cómo entendemos y vivimos estas relaciones que comienzan en línea.
¿Es fácil ligar con Tinder o es solo una pérdida de tiempo?
La app, explica Gómez, “no cambia el paradigma sino que lo acelera”. Lo sobredimensiona. Y hace referencia al feedback-loop, un término para definir un círculo vicioso del comportamiento por el que hombres y mujeres adoptan estrategias en los extremos: “Los hombres ya no seleccionan, mientras que las mujeres son cada vez más selectivas”. Como relatan en el libro, a esa conclusión llegó el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) tras crear 14 cuentas falsas y rastrear su interacción con casi medio millón de perfiles. Lo apunta la plataforma: “Ellas saben que cuando dan a la derecha tienen match”.
Sin embargo, con este método, de aceptar o rechazar a los candidatos, desaparece la gama de grises que puede existir en una terraza un viernes por la noche, porque Tinder polariza. Lo desgrana Ortiz: “Es el sí o el no, te gusta o no te gusta, binariza la lógica y la respuesta”. No hay marcha atrás a no ser que se haya contratado la versión de pago, Tinder Gold. Esos 27,15 euros al mes —es la aplicación dentro de la categoría de estilo de vida con mayor recaudación en más de un centenar de países, según datos de la plataforma— dan derecho al rewind (poder volver atrás si crees que te has equivocado al deslizar), a no tener anuncios y a una pestaña donde puedes ver quién le ha dado like a tu perfil sin que tú lo hayas hecho previamente. Cinco millones de usuarios lo tienen. Y subiendo. Solo durante el segundo trimestre de 2018, «sumó 300.000 nuevos suscriptores e ingresó 384,97 millones de euros», según datos del libro. El negocio del amor.
En esa pestaña nueva con un logo de diamantes diminutos en dorado, a Marta se le acumulan una media de 1.000 likes nuevos, a diario. A Víctor una veintena en un día bueno. A ella se le cansa el dedo de deslizar a la izquierda. Él no para de hacerlo a la derecha. Ella tiene 32 años y él 30, ambos estudios superiores, están dentro de lo que puede entenderse por el canon de belleza occidental, con trabajo y residentes en Madrid. Ese desequilibrio es normal. En 2017, un estudio concluyó, haciendo una analogía con el funcionamiento de la economía, que Tinder era la más desigual para los hombres, más que el 95,1% de todas las economías: los resultados afirmaban que un hombre promedio sería elegido por una de cada 115 mujeres.
¿De verdad es tan importante si eres hombre o mujer en Tinder?
En esa selva de nombres, gustos y canciones que va en un bolsillo, que produce 26 millones de matches diarios (acumulan más de 30.000 millones desde que se lanzó la app en 2012), ellas tienen más poder. Con matices. Porque esto vuelve sobre la discusión del uso de la belleza femenina como reclamo. ¿Tinder lo aprovecha? Sí. ¿Algo obliga a descargar la aplicación? No. «En esa dinámica las mujeres son usadas como producto para suscriptores, como puede seguir ocurriendo en las discotecas, donde las chicas son el cebo para que acudan los chicos», incide Ortiz. La otra autora, Gómez, responde: «Sí, pero también implica que como mujer puedas gestionar tu propia sexualidad, de otras formas es más complicado».
En eso coincide Lola Pérez, graduada en Filosofía, sexóloga y CEO de Mujeres Jóvenes de Murcia, que cree que Tinder, como otras apps de este tipo, fomentan «nuevas visiones sexuales para las mujeres», cuyos patrones han estado más encorsetados en la historia: «No comprometerse, estar con varios chicos a la vez, poder decir no cuando es no, alimentar la imaginación sexual… Permite cierto empoderamiento». Hacia ahí también apunta Joaquín Negro, sociólogo y profesional de la salud sexual y su prevención, al recordar que, en el plano sexual, a las mujeres se las ha despojado secularmente «de su placer, deseos y fantasías y de la autoridad sobre su corporalidad«.
Eso cambia en un mundo donde la concepción de la relación tradicional monógama está cambiando, donde a veces va hacia lo fugaz y lo efímero, según el sociólogo: «Está abriéndose a otras formas como el poliamor, relaciones abiertas, liberales, etcétera. Amar en tiempos de Tinder se ha anclado en una sociedad líquida a caballo entre el amor romántico y la satisfacción de placeres individualistas». Lo que da ventaja a las mujeres porque, por fin, comienzan a ejercer su derecho al placer propio. Y eso democratiza el deseo, siempre tan inclinado hacia lo masculino.
En Tinder ellos y ellas desean, fantasean, critican o juzgan por igual. El algoritmo funciona igual para todos. En cuanto a lo físico, la plataforma calcula el «nivel de deseabilidad». Para calcularlo, cuentan las autoras de Love me, Tinder, «la aplicación analiza la cantidad de mensajes que alguien recibe por parte de usuarios que son deseados por otros». Eso da una «nota invisible de atractivo» y a eso se añade una clasificación por nivel de inteligencia, estudios e ingresos. Y Tinder, redactan en el libro, deja bien claro en los términos y condiciones que «se reservan el derecho de establecer estas jerarquías sociales». Luego está el plano intelectual: «El sistema cuenta las sílabas de las conversaciones y te propone, en primer lugar, aquellos usuarios que cumplen con tu media intelectual». Además, cuentan Ortiz y Gómez, Eigenfaces, un algoritmo que analiza las características de los perfiles a los que se ha dado like, «genera una cara promedio, un perfect match«. Así, la app genera un perfil platónico, una base ideal con la que selecciona los probables candidatos. Aquí, ellas también llevan ventaja. «Cuando los usuarios te dan un like, tu nota sube. Si alguien con una puntuación más baja que la tuya no te da soporte, tu resultado caerá en picado», explican en el libro. «Y, como es obvio, ellas reciben de media muchísimos más síes que ellos», apostilla Ortiz.
¿Tinder es la tumba del amor romántico?
En este carrusel de probables parejas hay, además, algunas características que ofrecen cierta seguridad, sobre todo a las mujeres, que son las que normalmente se enfrentan al acoso online. Por ejemplo, el absoluto anonimato en relación con otras redes sociales: la app no se vincula actualmente a ninguna otra, aunque tiene acuerdo con Spotify e Instagram: en el perfil aparecen las últimas fotos y las canciones de culto que decida el usuario, pero no se puede llegar hasta esas otras aplicaciones. Otra es el botón de denunciar por fotos inapropiadas o comentarios insultantes. Y, la más obvia, la propia idiosincrasia de la aplicación, basada en el deseo mutuo y verbalizado (a través del swipe): solo si ambos usuarios se gustan y dan al «sí», se abrirá un canal de comunicación en la pestaña de mensajes. A pesar de todo ello, en ese lugar virtual el machismo también aparece. Y el patriarcado. Y el mito del amor romántico. Y ambos, como apunta Negro, «han anclado a las mujeres como sujetos pasivos vulnerables a ser receptoras de una posible “conquista”.
Cuando ellas se rebelan a eso y al otro lado a alguien le chirría, aparecen los usuarios que Núria Gómez y Estela Ortiz incluyeron en el último capítulo de Love me, Tinder, los Alpha-Male. A mediados de septiembre, Marta hizo match con uno de esos machos alfa. Pablo: 31 años, 1,91, analista de datos, abdominales perfectos. El primer mensaje de él tardó en llegar un par de minutos, algo que coincide con los registros de Tinder, según los cuales ellos tardan en enviar el primero unos cinco minutos tras el match con una media de 12 caracteres. Ellas se toman su tiempo y suelen usar. «Feminazi de mierda», encabezaba el párrafo: «Ninguna mujer guapa puede ser feminista y no entiendo cómo puedes ser tan subidita moralmente de poner que no quieres votantes de Vox en tu cama». Marta tenía en su biografía el símbolo del feminismo y, entre otras, dos frases: «Entre mis aspiraciones vitales no está apadrinar a ningún votante de ultraderecha» y «no necesito que me acompañes a casa».
Con él Marta lo tuvo fácil, pulsó denunciar y explicó brevemente la fugaz interacción. Con dos pulsaciones más deshizo el match y «hasta nunca». En la realidad tal vez no hubiese sido así. Tal vez ese analista de datos de 1,91 la hubiese intimidado o violentado. Tinder, recuerda Negro, «es solo un espejo de la sociedad». Negro, como Lola Pérez, cree que la app proporciona un ancho margen para que las mujeres puedan expresar su sexualidad libremente, manteniendo relaciones de carácter sexual o emocional y fuera del patrón del romanticismo. Pero es solo una herramienta. El sociólogo apunta: «El cambio real está fuera, donde ya muchas mujeres se están apropiando de su propio cuerpo y de su sexualidad».
¿Deslizar hacia la derecha o la izquierda?
Tinder tuvo que cambiar su eslogan: del «desliza, coincide, chatea» original al «coincide, chatea, queda». Cuentan Núria Gómez y Estela Ortiz en Love me, Tinder que tuvieron que añadir el imperativo porque el amor en la app tiene mucho de autorreferencial: «Un comportamiento en el que el estado es más relevante que el sujeto deseado».
Hay quien acumula matches y no cierra ni una cita. No lo necesitan. Quieren saber que ese «me gustas» es recíproco. «El chupinazo de los likes«, dice Adriana Royo, sexóloga y terapeuta. «Es el ego, ser visto y deseado, es narcisismo virtual».
No hay posibilidad de saber cuántas personas hacen esto, pero las autoras de Love me, Tinder creen que es más habitual de lo que parece. Tiene que ver con la liberación de dopamina (una de las hormonas del placer), que producen los likes en el cerebro, algo que demostró un estudio en 2017. Y esto ocurre sobre todo entre las más jóvenes.
Para Ada Santana, presidenta de la Federación de Mujeres Jóvenes, pasa porque es un método de autoaceptación: «Nosotras pasamos por un proceso de socialización más expuesto al juicio de los demás, nos importa más y a veces sentimos la necesidad de responder a los cánones sociales». Y Estela Ortiz, una de las autoras, añade: «Les importa la reafirmación. Que los chicos les escriban forma parte de esta vida aislada y de la lógica perversa de las redes sociales. Te aísla y te da dopamina, es una paradoja».
Este artículo de mi blog está en parte inspirado en las autoras Silvia Congost, Beatriz Benéitez e Isabel Valdés.
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Psicólogo en Valencia | Julio García
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